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Camino de Santiago desde Madrid

Duodécima jornada: Villalpando – Granja de Moreruela (12-6-2004)

Duodécima jornada: Villalpando – Granja de Moreruela (12-6-2004)

   Dormí profundamente y me sentía bastante descansado. Tras asearme salí a la calle donde me dirigí hacia la gasolinera que por un camino que sale ahí mismo se dirige a un puente que atraviesa la A-6 a unos quinientos metros. La carretera desaparece y comienza un camino que hay que seguir durante media hora larga. No hay pérdida pues el camino va paralelo al río Valderaduey y no hay ningún desvío. 

  Cuando llegamos a un cruce de caminos debemos tomar él de la derecha que nos lleva a un pequeño puente sobre el río y ya todo seguido hasta Tapies. 

  Llegue sobre las 8 y media, todo estaba cerrado y sólo a una señora que estaba barriendo la puerta de su casa pude preguntarla por las bodega subterráneas. Esta no sabía pero llamó a su hijo, que estaba durmiendo, para que me guiara. El preguntar por las lagunas de Villafáfila ayudó mucho. El muchacho no sabía muy bien indicarme pero si me dirigió hacia las bodegas enterradas en el suelo. La señora me preguntó por el camino y me ofreció un vaso de leche que con mil amores me tomé. 

  Los campos seguían siendo llanos y las distancias parecían infinitas. Solamente a mi derecha podía distinguir una carretera que llevaba a Villafáfila, pensaba que si en algún momento tenía problemas me dirigiría a ella. 

  Poco a poco llegue a un punto que desaparece totalmente el camino, pero sabía que continuando recto campo a través en doscientos metros volvería a aparecer. Ya era posible ver los humedales y multitud de pájaros sobrevolando la zona. Aunque continué recto no había manera de ver por donde seguía. Las hierbas estaban muy crecidas y era muy difícil saber por donde aparecería de nuevo el camino. 

  Fue un rato de intranquilidad pero como podía ver en la distancia Villafáfila y la carretera no me preocupé demasiado, así que continué, comiéndome todas las zarzas del mundo, hasta que encontré un camino y lo seguí. Este camino me permitió llegar hasta el centro de interpretación de las lagunas donde un guarda me orientó hacia el pueblo abandonado de los Huertos. Pude con unos prismáticos ver las aves sobre las lagunas. Es impresionante la cantidad de aves que utilizan estos humedales para beber. 

  Desde este punto seguí  por el camino de la derecha cuando se llegue a los palomares y luego todo recto hasta Villamarín de Campos. 

  A este pueblo llegue sobre la una y media con muchísima sed y agobiado por el calor reinante. Para mi alegría había un bar abierto, el primero de las dos últimas etapas. Tomé una deliciosa coca y casi un litro de agua. Este  pueblo es muy curioso pues tiene un monumento enorme de un toro bravo en la mitad de la plaza junto a una fuente de agua buenísima. 

  Pregunté por la carretera que lleva a Villafáfila y me guiaron sin ningún problema. Cuando se llega a él hay un cruce con una gasolinera. Hay que seguir de frente por una carretera en ascenso que en cuestión kilómetro y medio tiene un camino agrícola a la izquierda. Siguiendo por él en tres cuartos de hora se llega al ferrocarril que es atravesado por un puente. Media hora después me encontré entrando en Granja de Moreruela destino de la etapa de hoy. 

  Me dirigí directamente al bar Cle-bis (en la carretera) donde la guía me marcaba que entregaban la llave del albergue y sellaban la credencial. Un poco antes de llegar pude volver a ver una flecha amarilla que me lleno de alegría después de dos días sin verlas. 

  La llaves ya las habían entregado a otros peregrinos, cosa que me alegró, iba a poder convivir con alguien más. El albergue es la casa de Cultura, estaba abierto aunque no había nadie dentro. Lo visité y vi que se componía de un recibidor grande con un colchón de matrimonio en el suelo, una habitación con literas apelotonadas y de un cuarto de baño con ducha. Todo ello bastante sucio, pero suficiente para pasar la noche. Tome posesión del colchón del recibidor al ver que ya había gente en la habitación. Me di una ducha reparadora con un hilito de agua fría, me tendría que conformar. 

  Cuando salí me encontré con un matrimonio francés de cincuenta y tantos años que hablaban bastante bien el español. Se llamaban Francine y Claude. Me estuvieron contando que ellos eran también repetidores del camino. Ellos hacían la Vía de la Plata desde Sevilla pero lo iban haciendo por etapas. Esta vez habían empezado en Zamora, pero habían tenido mala suerte en la primera etapa, a ella le habían salido ampollas e iban muy despacio. Estaban tristes por sólo tener diez días y no poder hacer lo que tenían planeado, llegar hasta Ourense. Son muy agradables y para mi una novedad poder conversar con alguien con los mismo sentimientos. Es una pareja interesante, ella muy religiosa y él un poco más escéptico pero se adapta a lo que le dice ella.  

  Juntos fuimos a visitar una exposición sobre el Cister que había en las proximidades del albergue. Me pareció tremendamente interesante pues me unía más al espíritu del Camino. Como era sábado asistimos a Misa y de allí fuimos a cenar a un bar que está en la parte superior del pueblo, después de ver la salida del pueblo para el día siguiente. 

  A las 10 ya estábamos en el albergue dispuestos a dormir. 

  Esta etapa a supuesto el llegar al segundo gran hito de mi ruta, pisar la vía de la plata que me llevará directamente hasta mi objetivo. Estoy contento y fuerte. El destino cada día lo tengo más cercano y me veo con fuerzas para conseguirlo.   

  Los números del día son los siguientes: 

  Fecha  .- 12 de junio del 2004.

  Pasos.- 42857.Kilómetros.- 30 kms.

  Hora de salida.- 7:00.

  Hora de llegada.- 16:45

  Tiempo andando.- 8 horas

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