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Camino de Santiago desde Madrid

Décimo tercera jornada: Granja de Moreruela – Tábara (13-6-2004)

Décimo tercera jornada: Granja de Moreruela – Tábara (13-6-2004)

  Etapa sensiblemente más corta que las anteriores, pero era necesario que me lo tomara con calma pues los últimos días habían sido tremendamente estresantes y con mucho kilómetros. 

  Me despertaron los franceses para dejarme una magdalena y un batido de chocolate cuando ellos marchaban a las 6 de la mañana. En seguida me levanté y preparé los bártulos de la marcha. Lleve la llave al bar dejándola en la repisa de la ventana que me dijeron. Tras esto comencé la subida lenta pero continua hasta el final del pueblo ahí hay un cruce de caminos del camino de Santiago. El que sigue recto te lleva a Benavente para luego enlazar con el camino Francés y el de la izquierda te lleva por el camino Sanabrés hasta Orense y después a Santiago. Cogí el de la izquierda y poco a poco en un paisaje de media montaña, y totalmente diferente al de días anteriores llegue a un pantano con el Puente de los Quintos. Este está a unos cinco kilómetros del pueblo.  

  Todo el recorrido va marcado con flechas amarillas menos abundantes que en el camino de Madrid y algunas veces te hacen dudar. 

  Al poco de pasar el puente sobre el río Esla alcance a los franceses con los que hice los siguientes 8 kilómetros. Para mí era una novedad caminar charlando de temas diversos, el recorrido se hacía bastante más ameno y los metros caían más rápidamente. También el paisaje era diferente. Abundaban las encinas y el terreno era ondulante, un auténtico placer después de tantos días de la llanura agobiante. 

  Después del puente se asciende de manera brusca hasta un antiguo castro abandonado donde giramos a la derecha para encontrar tras varios cruces la finca Val de la Rosa. El camino es ancho y cómodo. Esta parte del camino es agradable al transcurrir por un bosque de encinoas y matorral mediterráneo. Tras un giro a la derecha el paisaje vuelve a cambiar de repente, el encinar desaparece y el camino se allana. Hay múltiples cruces a izquierda y derecha por caminos parcelarios. 

  Francine no llevaba muy bien el pie y a unos 12 kilómetros en una revuelta del camino mis amigos se sentaron a descansar y reponerse un poquito. Yo me encontraba eufórico y continué, pero quedé con ellos en el albergue de Tábara. 

  Desde aquí el camino perfectamente señalado hace varias revueltas hasta que te mete en un valle amplio en el que se ve Faramontanos de Tábara.  

  En el centro del pueblo paré, el cansancio empezaba a aparecer. Diecinueve kilómetros no son ninguna tontería. Allí en el bar-tienda, junto a la iglesia y el ayuntamiento, me tomé un café y un hermoso bocata. Eran las 11 de la mañana y no tenía prisa, apenas quedaban 5 kilómetros, así que esperé a los franceses mientras charlaba con la propietaria del bar. Me comentó que en invierno son sólo unos poco pero que con la llegada del calor y las vacaciones escolares se llenaba de personas nacidas en el pueblo. 

  A las 12 reemprendimos la marcha y en poco más de una hora llegamos a Tábara. Este es un pueblo que se fundó a la sombra de un monasterio mozárabe denominado de San Salvador, este monasterio llegó a tener hasta 600 monjes de ambos sexos. También tiene una hermosa torre cuadrada del siglo XII. 

  Cuando llegamos el pueblo celebraba el Corpus y las calles estaban alfombradas por ramas de lavanda recogidas en los alrededores y una procesión tuvo lugar acompañada por los niños vestidos de primera comunión.  Una interesante tradición que se repite en muchísimos pueblos de España. 

  Después de contemplar la procesión nos dirigimos al albergue que se encuentra a las afueras del pueblo. Tiene esta villa un albergue nuevo y con unas  instalaciones muy limpias. Ya se había instalado un peregrino que había llegado a Santiago desde Roncesvalles y ahora se dirigía a Sevilla en sentido inverso. Impresionante debe ser hacer 1500 kilómetros en dos meses. Me da auténtica envidia no tener los días suficientes para realizar esa enorme travesía. Me comentó de las dificultades de ver el camino al revés, era mucho más fácil perderse pero siempre reencontraba las fechas amarillas. Se llamaba José Antonio y era un abogado catalán. Había emprendido la marcha como una liberación contra el estrés.  

  No comí ese día pues el bocata del pueblo anterior me había saturado y preferí hacer la colada y vaguear toda la tarde en la cama para recuperarme del esfuerzo. 

  La cena la realicé con los franceses en el restaurante junto a la gasolinera de las afueras del pueblo mientras que nos enterábamos de los resultados de los comicios europeos. Estábamos tan distantes de nuestros hogares que el resultado no nos interesó demasiado. 

  Este le puedo considerar un día de relax y tranquilidad, donde ha cambiado significativamente el paisaje. Los dos últimos días la llanura había sido mi acompañante pero hoy han aparecido pequeñas subidas y bajadas inconcebibles en los días previos. Desde aquí ya no volverán las llanuras y el paisaje, aunque duro, será mucho más variado y ameno. No faltarán todos los días subidas y bajadas.  

  Los números del día son los siguientes: 

  Fecha  .- 13 de junio del 2004.

  Pasos.- 35480.Kilómetros.- 24,8 kms.

  Hora de salida.- 7:00.

  Hora de llegada.- 13:30

  Tiempo andando.- 6 horas

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