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Camino de Santiago desde Madrid

Vigésima y Vigésima primera jornada: Laza - Ourense

Vigésima y Vigésima primera jornada: Laza - Ourense   Vigésima jornada: Laza -  Xunqueira de Umbía (20-6-2004)

Después de una magnífica noche durmiendo a pierna suelta el despertador sonó a las seis y media despertándome de mi sueño. Enseguida me levante y empecé a organizar la mochila. Dietrich le costó un poco más levantarse, estaba cansado después de la etapa del día anterior. Hoy soy quería llegar a Vilar do Barrio, tenía todavía diez días para volver a Alemania y pensaba tomárselo con calma. Yo tenía pensado llegar hasta Xunqueira. 

  Salimos de este fantástico albergue y enseguida cojemos la OU110, que va a ser nuestra compañera hasta Vilar do Barrio. Durante un kilómetro no vemos ninguna flecha y dudamos si nos abremos equivocado, de todas formas continuamos y por fin encontramos un desvío que nos lleva a cruzar el río Támega. Se puede disfrutar al principio de esta etapa de un hermoso bosque en el que se pueden distinguir algunos molinos antiguos. 

  El camino no tiene más incidencias hasta Tamícelas que se llega sin ningún problema en hora y media de tranquilo paseo. Aquí se inicia la subida del día. Es un ascenso brusco, que en tres kilómetros sube un desnivel de 500 metros. Se inicia por una pista zigzagueante en buen estado, donde hay sombra pinos. Pasado el primer desvío se abandona la pista y la sombra de los pinos y se toma un sendero que comienza una muy dura subida. La señalización es muy buena y hace casi imposible una pérdida, pero la subida si que es agobiante. Poco después se vuelve a coger una pista a la izquierda y la subida se suaviza un poco. Después de varios cruces se llega a un roble precioso y más parece al ser el único que nos puede dar algo de sombra. Es obligada una pequeña parada para respirar. El sudor es ostensible pese a ser un día que corría un poco de aire. Desde este punto la subida vuelve a endurecerse aunque ya se intuye el final de la subida al ver la carretera a nuestra izquierda y en lo alto algunos postes. Al fin llegamos a la carretera, para iniciar un ligera bajada que nos llevará hasta a Alberguería. 

  Aquí nos encontramos un antiguo peregrino que tiene abierto un bar lleno de recuerdos del camino. Tiene las paredes llenas de vieras firmadas por los peregrinos que pasan por su puerta. Nos invitó a escribir en las correspondientes y las colocó en una de sus paredes, para que la próxima vez las busquemos. Tomamos un café y un bollo mientras que descansábamos de la agobiante subida. 

  Este pueblo fue muy importante en la peregrinación y llegó a tener una posada y un hospital de peregrinos. Hoy en día se puede visitar su iglesia del siglo XVII, dedicada a Santa María de Alberguería, se puede destacar una imagen de Santiago. 

  Se sale del pueblo por una cuesta mucho más suave que tras varios cruces nos lleva a una gran cruz con milladoiro. Este se encuentra en el monte Talariño. Esta cruz se puso en recuerdo de los gallegos que iban a la siega a Castilla. Esta cruz me recuerda la famosa Cruz de Ferro del camino Francés. 

  En este punto se inicia una fuerte bajada de más de 300 metros que nos llevará hasta Vilar do Barrio. Las vistas en esta bajada son impresionantes. En poco más de una hora llegaremos a Vilar. Durante esta bajada coincidimos con un grupo de caminantes de la Asociación del Camino de Salamanca, que estaban realizando este recorrido por etapas de fines de semana. Ya  un poco harto de hablar en inglés con Dietrich enganché una larga charla con este pequeño grupo. Sin darnos cuenta llegamos a Vilar. 

  Volví a parar un rato mientras Dietrich buscaba aposento en el albergue. Aproveche a tomar un par de cocas y una bolsa de patatas. A la una volvió mi amigo y nos despedimos haciendo propósito de escribirnos. 

  Después de sellar al lado de la gasolinera salí por carretera buscando los pueblos siguientes que son Bóveda y Vilar de Gomareite. Después de este segundo se sale a la laguna desecada de Antela. Aquí se perciben unas rectas impresionantes, similares a las rectas de las etapas de Castilla. Comencé esta llanura en solitario pero detectando al grupo de peregrinos de Salamanca como a medio kilómetro detrás de mi. Ellos debieron incrementar el ritmo, pues yo aceleré la marcha notablemente y no conseguía distanciarlos. Fueron 5 kilómetros sentí el espíritu del camino. Con mucho calor llegue a Bobadela, donde decidí meter los pies en un estanque mientras que esperaba a mis compañeros salmantinos. También aproveche a comer algo de fruta. Después de descansar un rato reemprendimos el camino ya todos juntos. Se cambia el ambiente del recorrido ya que las rectas interminable desaparecen y vuelven los preciosos bosques de robles, que dan ganas de parar y echar la siesta en un día de calor. 

  Se pasan los pueblos de Cima de Vila, Quintela y por último Xunqueira de Ambía. El albergue está a la entrada pero para recoger la llave hay que ir al centro del pueblo. Una vez aquí decidí dormir en una casa rural, no tenía fuerzas para volver al extrarradio. 

  Nada más ducharme marche a dar una vuelta por el pueblo. Es destacable el Monasterio de Santa María la Real, construido en el siglo XII. Tiene una hermosa fachada románica, y la iglesia tiene hermosos retablos barrocos. 

  Cene en un restaurante al lado del monasterio y pronto me despache para la cama para descansar. Las muchas jornadas van cargando el cuerpo y fácilmente se puede estar en la cama durmiendo 9 o 10 horas. 

  Jornada variada donde se pasa un puerto poderoso con su bajada correspondiente, luego una llanura importante y por último unos bosques preciosos. Una jornada completa y maravillosa. 

  Los números del día son los siguientes: 

  Fecha .- 20 de junio del 2004.

  Pasos.- 46571.Kilómetros.- 32,6 kms.

  Hora de salida.- 7:00.

  Hora de llegada.- 17:30

 Tiempo andando.- 8 horas

 Vigésimo primera jornada: Xunqueira de Umbía – Ourense (21-6-2004) 

  Me levanté con fuerzas renovadas lo primero que hice fue mirar por la ventana. El día amaneció con lluvia fuerte y constante. Me preparé para esta eventualidad desconocida desde que empecé en Cercedilla. Estrene el poncho y salí a la calle con resignación pero con alegría por la novedad después de tantos días de calor. 

  La lluvia era muy intensa pero una vez iniciado el camino no me importó demasiado, era algo nuevo y ese momento fascinante. Por caminos y por carretera después, se va uno acercando a Salgueiros, donde aproveche para descansar y secarme un rato. La lluvia iba disminuyendo según iba pasando el día. Se pasan múltiples aldeas siempre cuesta abajo.

  Se pasa de 550 metros en Xunqueira a unos 100 en Ourense. Aunque la etapa es corta no es demasiado bella, sobre todo por el polígono industrial lleno de camiones y gran circulación, pero ya se sabe que las dichas nunca vienen juntas. Hay que pasar infortunios para saber disfrutar de los momentos buenos. 

  Después de este polígono, en apenas 7 kilómetros se llega al centro de Ourense. Se puede destacar el hermosísimo cruceiro plateresco de la plaza de Seixalbo. 

  En el centro acudí a la Oficina de Información y Turismo que está junto a las burgas. Me dieron un mapa de la ciudad y de los sitios imprescindibles de ser visitados. Era apenas la 1 de la tarde cuando salí de la oficina.  

  Me hospedé en un hostal al lado de la catedral para por la tarde dar una vuelta por el casco antiguo y dedicarla a hacer un poco de turismo. Para mi es muy importante intercalar días en los que se sienta uno turista para poder observar y disfrutar de las ciudades. 

  Ourense en una ciudad donde las reminiscencias romanas son abundantes. Para mí los más destacables son el puente romano sobre el río Miño, los lavaderos de oro y sobre todo los manantiales termales de las Burgas. Parece ser que el topónimo de la ciudad podría tener el origen en la ocupación romana, Auria, palabra romana que rememora  a las arenas auríferas del río. 

  La catedral de San Martiño es un paso ineludible si se llega a la ciudad y es un placer pasear por las calles aledañas a la misma. Abundan los bares de vinos. 

  Mención especial hay que hacer de las fuentes termales de As Burgas, donde es obligado llenar la botella con el agua caliente que desprenden. 

  También pude pasear por el puente sobre el Miño y disfrutar de una cerveza sentado en una terraza mientras que observaba a las personas en su vida diaria, sintiéndome como un extraño pero siendo acogido con todo el amor y fraternidad que es capaz de dar los gallegos con los peregrinos que llegan a su amada tierra. 

  El tráfico rodado me sumergía y me recordaba mi Madrid de origen y me hacían desear volver a las soledades pasadas. Era difícil concentrarse en mis pensamientos rodeado del bullicio de una ciudad. Es curioso que el peregrino siempre prefiere la tranquilidad de las pequeñas poblaciones donde se siente acogido y querido a la locura de las ciudades donde es visto como un simple mochilero. 

  Después de tomar unos vinos en el centro me dirigí al hostal para descansar mis pies doloridos. Por la tarde llamé al monasterio de Oseira para reservar plaza en el mismo para el día siguiente, esta llamada es totalmente necesaria pues sino es difícil que te acojan. Me aconsejaron que llegara entre las 5 y las 7 de la tarde pues fuera de ese horario no se podía molestar a los frailes. 

  Los números del día son los siguientes: 

  Fecha .- 21 de junio del 2004.

  Pasos.- 32714.Kilómetros.- 22,9 kms.

  Hora de salida.- 7:00.

  Hora de llegada.- 14:00

Tiempo andando.- 6 horas

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