Cuarta jornada: Estación de Cercedilla Estación de Segovia
Cuarta jornada: Estación de Cercedilla Estación de Segovia
El madrugón fue impresionante (6:00 horas), además la noche fue terrible pues la obsesión de la etapa me impidió dormir más de 5 horas. Enseguida me vestí y preparé los bártulos de la mochila. En la calle hacía fresco pero se aguantaba bien, eran las 6:20. Realicé mi primer kilómetro, que no cuenta en la marcha, hasta la estación. Debería incluir tanto este kilómetro inicial como el kilómetro de vuelta por la tarde, ambos son realizados por la misma persona y el mismo día.
A las 6:35 llegué a la estación y lo primero que hice fue tomarme un café y un bollo Me cobraron 2,50 euros, una pasada de tres pueblos, cuando normalmente me cobran en cualquier bar 1,50, alguien tendría que tomar cartas en el asunto. A las 6:45 cogía el billete para Cercedilla y a las 7:05 subí al tren en la vía 2. El viaje lo realice soñoliento pero sin ninguna incidencia. Cuando amaneció se pudo ver la sierra con las nubes pegadas y el cielo despejado. En la estación de Atocha la temperatura era de 14 grados centígrados, en Chamartín era de 10 grados, en Collado Mediano bajó a 0 grados y en Cercedilla marcaba –1 grado. El fresco era notorio.
A las 8:23 minutos llegaba a la estación de Cercedilla. En este punto me abrigué e inicialice el podómetro. Aunque había pensado subir por los puntos rojos decidí seguir la ruta marcada. Esta, pese a lo que dice la guía, va directa por la carretera de las Dehesas. Las flechas en la realidad siguen un ruta mucho más recta que la que dice la guía, que da una serie de revueltas por el pueblo totalmente incoherentes para alguien que va a estar siete horas andando. En esta carretera ha montado un arcén, primero adoquinado y después de tierra la mar de aparente para el peregrino. Al Centro de Información de la Fuenfría, dos kilómetros y pico desde la salida, llegué a las 9 horas y al bar Cirilo a las 9:15.
El frío se hacía sentir pero yo iba sudando sin exceso, y prefería esto a quedarme helado. Estaba ilusionado pues recorría un camino conocido y sabía lo que podía esperar. Desde la estación hasta el Alto todo es subida, primero suavemente y después ya bastante brusca. En el camino siempre prefiero que las subidas estén al principio, para poderme relajar el resto del día.
A las 9:25 llegué al puente de los Descalzos, primer puente romano del día. Se encuentra en plena calzada romana y marca el inicio del primer gran repecho que nos lleva al Albergue de Peñalara en la Pradera de los Corralillos. A este punto llegué a las 9:35. Son 10 minutos entre las piedras del camino romano que unía Titulcia con Simancas, que se correspondía con la vía XXIV del Itinerareo de Antonino, en este breve recorrido se nota que el Camino ha llegado a la montaña. Desde la pradera se continua de frente subiendo por la calzada, el camino es muy incómodo por la multitud de piedras sueltas, es aconsejable ir por el borde que tiene un sendero que las evita en gran parte del mismo. En veinte minutos más (9:55) llegué al segundo puente romano que marca un pequeño descanso en la subida asfixiante. No significa que se llanee simplemente que la cuesta se civiliza y permite reposar durante unos momentos. De todas forma este descanso apenas dura trescientos metros, y después de una curva en subida a la izquierda el camino se vuelve otra vez en pendiente recia hasta el mismo puerto. A las 10:15 conseguí llegar al punto más alto del recorrido (1796 metros). Desde este lugar se observan las dos vertientes de la sierra de Guadarrama. Este puerto está entre el Cerro Minguete y el Cerro Ventoso. El paisaje es impresionante. A mí me parecía todavía más al alcanzar un lugar muy conocido y ser el inicio de la parte desconocida del recorrido. El Alto también es el límite entre las provincias de Madrid y Segovia y por lo tanto el primer gran hito en el Camino de Santiago de Madrid.
En el Centro de Información una de las veces que miré hacia atrás ví a un caminante a unos cien metros, este subió por la carretera del Hospital de la Fuenfría y llegó a la vez que yo al Albergue y en lo alto me saco unos ciento cincuenta metros. En toda la subida fue mi punto de referencia. A mí en las subidas no me gusta parar y si veo que me agobio prefiero bajar el ritmo hasta que puedo respirar.
El sol brillaba en el lado de Madrid y en el alto. El día era magnífico. Apenas estuve un momento para echar una mirada atrás y continuar. El camino sigue por una camino cerrado por una valla. Entre pinos y por un camino perfectamente marcado continua durante dos kilómetros hasta una explanada. Durante este pequeño tramo hice una breve parada para fotografiar el monte de Peñalara en un día tremendamente claro. En la explanada me junté y charlé un momento con el caminante que me precedía. Este se había parado a tomar el bocadillo. Se dirigía a Valsaín donde había quedado con su mujer y sus hijos. Él salía temprano, paseaba y luego quedaba en un lugar prefijado con la familia. La parada no llegó ni a los cinco minutos. Me encontraba fuerte y prefería dar un buen tirón antes de la parada.
El recorrido continua sin posible pérdida por un camino ancho entre pinos. Aproveché para comerme la bolsa de panchitos. En cosa de un kilómetro se llega a una explanada que se junta con una carretera llamada Fuente de la Reina. En esta se encuentran los troncos de los árboles cortados. Es necesario decir que los pueblos de los alrededores explotan la madera de estos bosques, lo que los mantiene limpios. Desde aquí el camino se convierte en carretera. En este punto encontré a dos matrimonios que estaban dando un paseo hasta Valsaín. Primero los seguí de lejos durante 20 minutos y luego los alcancé y comenzamos una agradable charla hasta las 12:30 que me desvié. Fue hora y cuarto de paseo en compañía. Me contaron que ellos también habían realizado el Camino de Santiago.
Esta hora y media la realicé entre bosques, las flechas amarillas aunque distanciadas lo van marcando perfectamente. Es un paseo desde el alto hasta el desvío de Valsaín tremendamente agradable, siempre hacia abajo pero muy suave. Es destacable el pantano que se ve a la izquierda y que da de beber a Segovia, y el aire puro de los pinos en la parte alta y de los robles un poco más abajo.
Tras dejar un búnker a la izquierda comienza un ligero descenso por la ladera de una loma, que nos lleva por medio de una finca ganadera. En este punto es posible ver ya las torres de la catedral segoviana y el camino que lleva suavemente hasta ellas. En estas praderas me senté en una piedra para dar cuenta del bocata y de un buen trago de líquido (13:05). El tiempo había cambiado y estaba nublado, en los quince minutos que permanecí comiendo me quedé helado. Así decidí continuar y dar por terminado el descanso.
Al poco se sale de la finca ganadera, se alcanzan unas ruinas y poco después se cruza una carretera. Siguiendo las flechas, llegué a la fuente de San Pedro. Aquí las flechas amarillas se juntan a una especie de letra A mayúscula de color amarillo que posteriormente haría que perdiera las flechas. El camino se convierte en vía pecuaria, sin posible pérdida pues va encajonado entre dos vallas, el camino se le llama de los “Tanques” pues es utilizado para las maniobras que los mismos realizan periódicamente. En este camino estaba a las 13:45.
La pérdida del día se produjo en el punto en que la vereda se terminó, había una valla a la derecha que marcaba la letra A amarilla y una flecha que marcaba a la derecha y otra de frente. Estuve intentando observar si de frente observaba otra pero no pude. Delante tenía la carretera de circunvalación y podía ver tres pasos subterráneos, el más a la izquierda coincidía con el camino que seguía el del centro que me dirigía la letra A y la falsa flecha y otro más a la derecha. En vez de seguir de frente hacia la catedral y olvidarme de las señales, giré a la derecha buscando flechas que no encontré, siempre tengo que realizar alguna patochada que me haga andar un trozo más, y me dirigí directamente hacia el segundo paso y posteriormente directamente a una urbanización de adosados. A las 14:35 entraba en las calles de Segovia al lado de un edificio nuevo que decía ser una Escuela de Música, o algo así. Las casas eran adosados muy nuevos. Como no encontré a nadie a quien preguntar continué andando hasta que encontré un bar donde entré a preguntar por la estación, me indicaron que continuara hasta una plazoleta y que luego girara a la izquierda hasta una segunda plaza que debía girar a la derecha y que no había más de dos kilómetros.
Pasé por las dos plazoletas, en la segunda había una cuartel a la izquierda y continué a la derecha. Desde aquí es posible ver un arco, denominado puerta de Madrid. Este arco fue mi guía. Ahí se encuentra un cuartel de la Guardia Civil, en el que pregunté por la Estación indicándome que se encontraba a la izquierda del arco. En la estación compré el billete a Madrid (4,90 euros) y eran las 15:30 horas. Conseguí billete para las 16:50. Aquí mire el podómetro que marcaba 27,82 Km y 39.749 pasos. Cosa que me sorprendió pues la guía indicaba 31 Km
La hora y veinte minutos la aproveche para tomarme un café.
La vuelta fue terrible, en Cercedilla se llenó el tren de niños ruidosos y descontrolados, cuando a mí me apetecía tranquilidad. A las 18:55 llegaba a Atocha y a las 19:10 a casa, donde me esperaba una buena ducha y una cena apetitosa. A las 22:10 me iba a la cama con las piernas cansadas y el espíritu satisfecho por un reto superado.
Los números del día son los siguientes:
- Fecha .- 16 de febrero del 2002.
- Salida en tren por la mañana.- 7 :03 desde Estación de Atocha llegada 8:23.
- Pasos.- 39.749.
- Kilómetros.- 27,824.
- Hora de salida.- 8:30.
- Hora de llegada.- 15:30.
- Tiempo total.- 7:00 horas.
- Salida en tren por la tarde.- 16:50 desde la Estación de Segovia llegada 18:50 Estación de Atocha.
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