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Camino de Santiago desde Madrid

Octava jornada: Coca - Alcazarén. (8-6-2004)

Octava jornada: Coca - Alcazarén. (8-6-2004)

   Después de una noche en la antigua casa de los maestros de Coca amanecí en este gran albergue destartalado, con una cierta alegría de que volviera pronto el día. A las 7 de la mañana salía dejando la puerta atrancada y en el mismo “orden” como me lo había encontrado. 

  Con la mochila me dirigí hacia el castillo y desde allí por unas calles a esas horas desiertas hacia la torre de San Nicolás y del Cementerio. Después de una bajada para salvar el río y de una subida fuerte, el camino se mete en otro pinar maravilloso. La mañana era fresquita en esos momento, luego el calor sería considerable. Poco a poco y respirando profundamente el aire matutino se llega en 7 kilómetros a Villeguillo. 

  Por un camino carretero que nos mete entre pinos recorremos durante quince kilómetros el final de la provincia de Segovia y el principio de Valladolid. En este recorrido se atraviesa un par de granjas avícolas instaladas en medio de los pinares. Este tramo tiene 18 kilómetros sin ningún pueblo y sin ningún servicio para el caminante. En el mismo se pasan unas cuatro horas, en las que las ensoñaciones y las fantasías se hacen presente. En estos momentos me siento feliz en medio de la naturaleza. Siempre hay algo en lo que fijarse y paz interior reina en mi espíritu. 

  En otros caminos aunque hay recorridos de longitud similar sin pueblos se diferencian de este por la soledad. En esta etapa no converse con nadie desde las 7 de la mañana. A las 2 de la tarde que llegue a Alcazarén. No se puede decir que es una etapa larga pero si crea una gran sensación de aislamiento y soledad. Yo cuando camino estos tramos hay muchos momentos en los que la cabeza se olvida del camino y rememora sus recuerdos y andanzas. En la vida diaria nos es imposible repasar las cosas al no tener tiempo de suficiente aislamiento.  

  A las dos de la tarde llegue y me dirigí directamente al ayuntamiento donde sabía que me estaban esperando para darme alojamiento. La sorpresa fue mayúscula cuando me dan una llave enorme de la ermita del Cristo del Humilladero. También me indican que por la mañana meta las llaves en el buzón del ayuntamiento. Sorprendido me dirijo hacia la ermita atravesando otras dos Iglesias importantes, una la de Santiago, cerrada por problemas con el tejado y la de San Pedro (románico-mudéjar) que está en ruinas. Cuando llego a la ermita observo que es del siglo XVIII y que está tomada en su tejado por las cigüeñas. Abro la puerta como puedo y camino por una ermita enorme, del tamaño de muchas iglesias. Me dirijo a través del altar a la sacristía donde en efecto encuentro dos literas nuevas al lado de un gran mueble que utiliza el sacerdote para prepararse para la Misa. También tiene dos cuartos de baños, hombres y mujeres. Directamente y sin dudarlo me meto una reconfortante ducha en un entorno que jamás se me hubiera ocurrido. 

   Después de asearme me dirigí al único restaurante que había visto en el recorrido por el pueblo. Allí me atendió con gran amabilidad los dueños. Son amigos del camino y tienen incluso un libro donde obligan a escribir a todos los que pasan por allí. El último peregrino había pasado hacía 10 días y en lo que iba de año habían escrito 12 personas. 

  Una vez comido, en un pueblo como este no había otra cosa que hacer que la siesta, cosa que cumplí a la perfección. Los colchones eran nuevos y había mantas para taparse. 

   A las siete de la tarde me desperté no teniendo muy claro el lugar donde me encontraba. Me sorprendí mirando a un santo que había en medio de la sacristía y yo en calzoncillos. Nunca me hubiera imaginado estar en ropa interior en una iglesia que iba a ser por una noche mi residencia. 

   Salí a dar una vuelta por el pueblo para observar con detenimiento las dos iglesias del pueblo y las calles del mismo. Son maravillosos los restos de la iglesia de San Pedro, el ábside en ladrillo es de una gran belleza. También aproveché para comprar un sombrero de paja que fuera más fresco que mi gorra. En las etapas posteriores fue un gran alivio. Los agujeros del sombrero dejan respirar la cabeza mejor que la gorra. 

   Después de la visita me dirigí al restaurante donde había comido para realizar la cena y poder charlar un rato. 

  A las 9 y media estaba de nuevo en mi ermita-albergue preparándome para dormir. Cosa que no me costó demasiado.  A media noche me desperté y tuve que recurrir a unas cerillas y a un cirio para ir al baño. 

   Los números del día son los siguientes: 

   Fecha  .- 8 de junio del 2004.

   Pasos.- 35714.Kilómetros.-   25 kms.

   Hora de salida.- 7:00.

   Hora de llegada.- 14:30.

  Tiempo andando.- 7:30 horas ...

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